Some time ago, at Campamento Zona Norte, we faced a safety challenge that resulted in a memorable anecdote and benefits for everyone. It all began when we implemented a preventive management tool called the ‘green card,’ initially in paper or laminated format. While this measure didn’t immediately create a significant impact, one day while walking through the city, I came across corporate posters from the bank that caught my attention.
Inspired by the idea, we decided to bring the initiative to our camp. We set out to create ‘corporios’ (corporate figures) of preventive tools, including the ‘green card.’ During work shifts, we introduced a small item called the ‘tarjetin,’ designed to encourage the use of personal protective equipment (PPE) and promote good work practices. We even requested that the ‘tarjetin’ wear chef’s clothing.
What seemed like an improvised idea turned out to be a clever solution. With the badge at stake, workers felt motivated to follow safety guidelines more rigorously. The mere presence of this ‘corpóreo’ had a significant impact on safety behavior in the project.
Over time, we noticed a considerable improvement in safety indices. Incidents decreased, and awareness of proper PPE use and safe work practices strengthened. This little anecdote demonstrated that sometimes the simplest solutions can yield the greatest safety benefits.
Hace un tiempo, en el Campamento Zona Norte, nos encontramos con un desafío en materia de seguridad que resultó en una anécdota memorable y beneficios para todos. Todo comenzó cuando implementamos una herramienta de gestión preventiva llamada “tarjeta verde”, inicialmente en formato papel o plastificada. Si bien esta medida no generó un gran impacto de inmediato pero un día mientras paseaba por la ciudad, me topé con unos afiches corporativos del banco que captaron mi atención.
Inspirado por la idea, decidimos llevar la iniciativa a nuestro campamento. Nos propusimos hacer “corporios” de las herramientas preventivas, incluida la “tarjeta verde”. Durante los turnos de trabajo, introdujimos un pequeño elemento llamado “tarjetin”, diseñado para incentivar el uso de equipos de protección personal (EPP) y promover buenas prácticas laborales. Ademas solicitamos que tarjetin tubiera ropa de maestro de cocina.
Lo que parecía ser solo una idea improvisada resultó ser una solución ingeniosa. Con la insignia en juego, los trabajadores se sintieron motivados a seguir las pautas de seguridad de manera más rigurosa. La simple presencia de este corpóreo tuvo un impacto significativo en la conducta de seguridad en el proyecto.
Con el tiempo, notamos una mejora considerable en los índices de seguridad. Los incidentes disminuyeron y la conciencia sobre el uso adecuado del EPP y las prácticas laborales seguras se fortaleció. Esta pequeña anécdota demostró que a veces las soluciones más simples pueden tener los mayores beneficios en materia de seguridad.